NO a los apocalípticos

Este post no tiene nada que ver con el espíritu del blog, pero tenía que decirlo. Estoy cansada de los apocalípticos. Harta. Basta de "¿y las cosas terribles que están pasando?", "antes era mejor", "ya no hay valores", "se ha destruido la familia", "estas cosas antes no pasaban", "el mundo está cada vez peor".
¿De verdad creen que el mundo está cada vez peor? ¿Cuándo el mundo era mejor? ¿Cuando las instituciones decidían sobre la vida de la gente? ¿Cuando no existían garantías constitucionales sobre los derechos de nadie? ¿Cuando la gente se moría entre los 36 y los 50 año?
Me parece que, quienes añoran un mundo pasado, añoran un mundo que nunca existió. O que generalizan una experiencia personal ( una infancia feliz, por ejemplo) y sienten que en ese pasado todo el mundo era feliz, vivía mejor. No. Sólo una porción pequeña de personas vivían mejor, los demás se moría. Se morían antes de nacer, se morían de hambre, en guerras, enfermos, en el barco que los llevaba a tierras lejanas con la promesa de un mundo mejor. Las familias se destruían porque los padres debían emigrar o ir a la guerra; cuando tus hijos tienen hambres, no importan los valores; las cosas que pasaban puertas adentro, ahí quedaban.
¿De verdad creen que el mundo está cada vez peor? Tenemos la enorme fortuna de nacer en un tiempo en el que podemos decir, decidir, en el que todos somos ciudadanos y las leyes nos involucran a todos. Estamos en una época en la que si te enfermás podés curarte, existen la ciencia, la tecnología, las personas que te ayudan para eso; la expectativa de vida ronda los 80 años, casi el doble de lo que era hace cincuenta o sensenta años atrás. 
Yo lo veo en la escuela, hace diez años, no teníamos ni la mitad de los alumnos ni de las escuelas que hay ahora. No voy a negar que es difícil tratar de enseñarle cosas a estas nuevas generaciones, pero antes estos chicos no iban a la escuela, no podían, sus padres no los mandaban. Ahora sí (y no digo que no sea por las asiganaciones y que los mandan porque les pagan), ahora esos chicos que antes no iban a la escuela y nunca iban a ir, están yendo, se escolarizan, aprenden, aunque sea un poco, algo aprenden. Y eso es mejor para todos.
¿Y las cosas terribles que están pasando ahora? Antes eso no se escuchaba. Dice alguien en la cola de la carnicería. Claro, no se escuchaba. Pero sí pasaban, claro que pasaban. El abuso infantil ocurrió siempre, padres, hermanos, tíos, abuelos que abusaban de las niñas siempre hubo. La diferencia está en que ahora las mujeres se animan a denunciar y que sus victimarios van presos. Por eso parece que ahora pasa y antes no, porque ahora se habla del tema. Y que se hable del tema es un primer paso para que las cosas dejen de pasar.
Hemos perdido los valores. ¿Dónde quedaron la moral y la buenas costumbres? ¿Qué moral? ¿Cuándo? ¿Cuando la nena se casaba virgen a los 15 y el nene no podía vivir su homosexualidad libremente? ¿Cuando la señora se quedaba en la casa esperando que el marido, algún día, quisiera tocarla? ¿Cuando los papás hacían que las chicas abortaran porque ser madre soltera o casarse de apuro era una vergüenza? 
Jamás, en toda la historia de la humanidad, los hombres y mujeres comunes hemos sido más libres, hemos tenido las leyes a nuestro favor, hemos podido decidir sobre nuetras vidas privadas y públicas, hemos podido hablar sobre lo que nos pasa, como lo hacemos ahora. Jamá hemos sidos tan lúcidos.
No niego que pasan cosas terribles, que hay crímenes, injusticias y muertes. Sí las hay, pero como nunca antes también existe la posibilidad de educar a las generaciones en el amor y la lucidez, para que esos crímenes, injusticias y muertes sean cada vez menos.
Tal vez soy demasiado optimista. Pero prefiero pensar el lo que Jonh nos enseñó.