Sé que no debo ser la única por acá que las ha hecho Todas.
A los ocho años, mi mamá me puso a hacer dieta porque pesaba cuarenta y cinco kilos. Me acuerdo que me daba una manzana como merienda para los receros, manzana que yo debidamente convertía en factura cambiándosela a algunos de mis compañeros. No siempre resultaba y la manzana terminaba en la basura o en el fondo de la mochila.
Al tiempo, mi mamá empezó a concurrir a las reuniones de ALCO. Pensemos em mediados de los 80, Cormillot no era quien es ahora y mi mamá nos tuvo mucho tiempo a tomate, salchicha, huevo duro y sopa de verduras. El plato permitido era tallarines con estofado de pollo los domingos. Antes de ir a alguna reunión social, nos obligaba a tomar un plato de sopa y, a veces, los días más desafortunados, le ponía una cucharada de salvado de avena. (Todo bien con el salvado de avena, pero imaginalo en un plato de sopa de verdura a las cinco de tarde cuando tenés nueve años).
A los once años me llevaron por primera vez a una nutricionista, que me dio una dieta muy parecida a lo que veníamos haciendo con ALCO.
Durante los primeros años de la secundaria, no hice ninguna dieta particular, si no que alternaba pasar hambre con comilonas, lo que desembocó en un episodio de bulimia (eso lo cuento en otro post).
Después fui a otra nutricionista que me hacía anotar todo todo lo que comía y que me sacó prácticamente todas las harinas. Como en mi casa, la harina era la base de nuestra alimentación, la pase bastante mal, pero adelgacé unos cuantos kilos.
A partir de los dieciocho me anotaba en todas. Hice la dieta de luna infinidad de veces, sin resultados aparentes. Hice la dieta de Scardale. La dieta del zapallo, que era eso, comer zapallo. La dieta de la sopa de cebolla. La dieta del jugo de limón en ayunas. La dieta de la fuerza aérea rusa (ya sabemos por qué los rusos perdieron la guerra fría).
Un verano comí melón y tomé agua durante diez días, esa sí funcionó, bajé como cinco kilos, que aumenté al primer café con leche que tomé.
Otro verano, estuve veinticinco días tirada en la playa de Reñaca con mis amigas, nos habíamos gastado casi toda la plata en el alquiler del departamento y a los diez días nos terminamos las proviciones. No comíamos nada, salvo alguna comida que nos convidaran o que dieran de gratis en los boliches. Llegué divina, ¡63 kilos y bronceada! nunca había pesado tan poco. Pero fue una ilusión de algunos meses, los suficiente como para conocer a mi marido.
Con él probamos hacer la dieta hiperproteica y casi dejamos huérfano a nuestro hijo (él se desmayó y todo).
A partir de entonces volví infinidad de veces a la nutricionista, fui a médicos homeópatas, deportólogos, clínicos, psicólogos; hice auriculoterapia, tomé todos los tés mágico que existen, fui a Marcela, el travesti tarotista, que tiraba las cartas y te destrababa los caminos, condimenté mi comida con pimienta de cayena porque en alguna revista leí que ayuda a bajar de peso, volví a ALCO, me hice de varias religiones y deserté, me hice vegetariana tres días, tomé pastillas para adelgazar y no pasó nada, me puse electrodos en la panza, los muslos, las caderas, la cola; quedé en bancarota comprando viandas light por teléfono, les dí de mamar a mis hijos más de un año a cada uno sosteniendo la teoría de que amamantar es como una liposucción a largo plazo.
Ahora estoy haciendo un Plan de Alimentación (dieta, bah) que me dio la nutricionista de turno. No tiene nada de original, pero es bastante posible para mí. Básicamente, tengo que respetar los horarios de las comidas, reducir las porciones y hacer ejercicio. Lo de siempre.
Lo nuevo, es que empecé este blog, Y la verdad, creo que me está ayudando.
FER, ES UN PLACER PARA MI FORMAR PARTE DE ESTA TU NUEVA EXPERIENCIA: "EL MUNDO BLOGUERIL".
ResponderEliminarSENTITE ACOMPAÑADA POR TODAS LAS QUE ELEGIMOS ACOMPAÑARTE EN TU GRAN ESFUERZO POR BAJAR DE PESO, NO BAJES LOS BRAZOS POR MAS DIFÍCIL QUE APARENTE SER TU PROBLEMA, TU SALUD NECESITA DE TU ENERGÍA POSITIVA Y DE TU FUERZA DE VOLUNTAD.
DESDE BUENOS AIRES TE ENVÍO BESOS Y TODO MI ACOMPAÑAMIENTO Y AFECTO. :)
Gracias Adry! Leer tantos comentarios y tanta buena onda, me ayuda un montón!
ResponderEliminarPor Dios Fer, leyéndote se me puso la piel de gallina. NO PUEDO CREER TODO LO QUE PASASTE. Soy una afortunada que nunca tuvo problemas de sobrepeso. Sí sufrí mis trastornos en el secundario y para mí la silueta es aún un tema, siempre. No me peso, pero sí uso como parámetro mi ropa. Desde hace un año y medio apróx entendí eso de "un poco de todo" que tan trillado suena. Si una no haceuna vida sedentaria, y come lo que tiene ganas en el momento en que tiene ganas, sin prohibirse nada, la voracidad idsminuye como un 90% y aparece una forma de comer lo que te gusta sin por eso engordar. Algo así como escuchar al cuerpo y no darle tanto protagonismo a la comida. Las dietas tienen ese poder de convertirla en la heroína d euna novela donde nosotras somos la amiga macanuda. Y la verdad verdadera es que la protagonista en siempre una. Desde acá te seguiremos apoyando. Un beso enorme!
ResponderEliminarHola Fer, vengo siguiendote de tu comentario en mi blog.Si bien no paso por este tema, sé lo que es vivir a dieta.
ResponderEliminarVamos! que aunque no lo creas sos inspiradora.
Vamos a acompañarte en este proceso, porque no?
hay que bajarse de lo que NO nos hace bien!
un abrazo!
Wow Fer que historia! Que digo historia, historión! Sabes que? Me inspiraste a ponerme las pilas y bajar unos kilitos que vengo acarreando post hijos. Pilas querida que vos podes!!! Besos desde Edimburgo! :)
ResponderEliminarQué lindos comentarios! Muchas gracias a todas. La verdad que esta experiencia blogger es altamente gratificante.
ResponderEliminarGracias por pasar.
Besos y fuerza a todas en sus proyectos!
HOLA FER!!!!!!!! PASE A DEJARTE UN BESO Y TODA LA MEJOR ONDA PARA VOS Y TU FAMILIA!
ResponderEliminarBESOS.BESITOS Y BESOTES .
Fer! Me re moviliza tu post... mi mamá es gorda practicamente desde que la conozco (durante años "me hecho la culpa", al embarazo, obvio) y solo una vez la vi bajar bastante (que ahora recuperó con creces). No sabés cuáto me gustaría verle la intención que se lee en vos... No por la estética, por supuesto (si bien ES una parte de nuestra vida y nos hace bien vernos agradables -aunque eso no siempre tiene porque ser "flacas"), si no por su salud, por sus huesos, por su respiración...y por lo que significa atragantarse de comida como conducta.
ResponderEliminarMucha fuerza (de voluntad =)!!!
La compañía está.
Un beso grande.
Cada post que leo parece sacado de mi historia! fui una flaca escopeta hasta los 6, cuando se separaron mis papás y la heladera se convirtió en mi mejor amiga. Eso duró hasta los 15, ahí bajé gracias a que mi vieja se fue de vacaciones y me dejó en lo de una amiga, y no podía abrir la heladera cuando quería. Luego bajaba y subía y a los 18 empecé a subir y subir, bajaba un poquito pero lo recuperaba rápido. Hice mil dietas, de todo tipo, la de la sopa de cebolla! qué baranda que dejaba! y qué horrible! la disociada, proteica, con mil nutricionistas, en fin, TE RE ENTIENDO! y te banco Fer!!!! se puede!!! acá estoy yo en la misma que vos!
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